AVIADOR BAND

“Los 90 están de vuelta” parece ser una frase recurrente en estos días. Si bien el péndulo del gusto pop se mueve en oscilaciones espirales que pasan por el mismo lugar, aproximadamente, cada 20 años –mi amigo Chinix tiene una fórmula que lo calcula a cada 17.3 años– eso no quiere decir que las cosas dejen de hacerse, sino más bien que nuestras atenciones se enfocan en otros sitios, buscando la novedad/actualidad equiparándola con calidad, dejando que lo que no atendemos germine como musgo hasta que un día está ahí incrustado en la piedra.

Ventajosamente para Aviador, joven trío de la ciudad de México, su disco debut homónimo llega en un momento donde su noise pop atemporal, sentimental y reflexivo encaja a la perfección con el rescate de aquellas bandas brit que suavizaron al shoegaze –enterradas debajo del deslave del grunge y después de la avalancha del Britpop–; aquellas bandas españolas que abordaron el indie en los noventa; aquellas bandas punk blandas y sensibles que eran emo antes de que Emo fuera una grosería, y esas bandas mexicanas, sin afán nacionalista, que hace 15 años nos hacían cantar por parejo en fiestas y festivales. Lo interesante es que en ningún momento juegan a la nostalgia fácil. Su azote parece sincero y sus influencias claras, y quizá sea eso suficiente para planear tranquilamente en un espacio aéreo interferido por fugaces estallidos. “Agente Especial”, “Gravedad”, y “Perdón” resaltan. - LA CIUDAD DE FRENTE

De las cenizas de la extinta banda, MiG (avión bélico ruso), que en palabras de sus integrantes “tenía un perfil gótico”, llega la primera entrega de este trío con base en la Ciudad de México.

En su debut homónimo Aviador galantea – sin abusar de ello – con capas de sonido, guitarras distorsionadas y disonancia. En ocho tracks la voz inmutable, plana e insensible de Juan Guerrero (vocalista y guitarra) funge como piloto para transmitir el sombrío mensaje de sus letras y aunque esconden bien sus influencias, hay un toque de oscuridad y perversidad que absorbe elementos del noise pop y vestigios de shoegaze para crear un sonido que se asemeja a la creciente escena española que abraza la oscuridad británica de los 80.

Más allá de temas como “Gravedad”, que está plagado de los rebuscados e innecesarios clichés de ambigüedad fantasiosa y temas espaciales (el cosmos, lo lunar, el sol) que parecen haberse enraizado en el lenguaje popular del rock nacional desde hace tiempo, el disco debut de Aviador se siente como un soundtrack apocalíptico en el que el denso sonido de la banda se funde para darle mayor credibilidad a la desilusión en sus letras.

La banda toma a la decadencia social y desesperanza como centro de su discurso. Tal es el caso de “No Futuro”, con un inicio que remonta a los lamentos de “El Fantasma De La Transición” de Triangulo de Amor Bizarro. En “Fin Del Mundo”, una de sus entregas más elocuentes, Aviador parece hacer referencia al sangriento conflicto bélico que ataca a nuestro país con versos como ‘¿cuántas balas tengo que contar para saber que estoy en guerra?’.

“Disparo”, una letra que – en palabras de sus miembros – hace alusión a la ola de violencia que se vivió hace uno años en Colombia (país de origen de su vocalista.) y, “Perdón”, que tampoco nos ofrece una perspectiva optimista con frases desgarradoras como ‘no más mentiras, no más de lo mismo’ o ‘guardemos todo y vámonos de aquí que esta ciudad se va a acabar’. Si a esto agregamos el sonido poco esperanzador y ruido azotado de Aviador, el resultado es melancolía pura embellecida en capas.

Pero en el disco también hay cupo para la vulnerabilidad personal. “Manifiesto”, el tema más largo del disco con más de seis minutos de duración y uno de los más arriesgados en el que llevan a otro nivel su obsesión por las capas de sonido.

Al escuchar el tema que abre la primera placa de Aviador, pensé que todo estaba perdido. Que era otro de los alumnos del Memo Rex Commander, su vía láctea y la ambigüedad rebuscada sin sentido pero me equivoqué. Un disco
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bien logrado, por momentos perturbador que cautiva conforme avanza. Sólo falta ver hasta dónde llega su sonido en un escenario sin las comodidades que les ofrece la producción en el estudio. - INDIEROCKS

En el mundo de la música siempre es bueno encontrar nuevos proyectos que buscan compartir exactamente eso, música, más allá de ser famosos y convertirse en millonarios. Bandas que son el lado b de la escena que muchas veces no es tomado en cuenta por los grandes medios al no considerarlo “altamente comercial”, pero que no por ello carece de talento y mucho menos de calidad.

La historia de Aviador tiene como antecedente a una banda llamada MIG (como el avión ruso) con la que sus integrantes, Juan Guerrero (guitarra y voz), Javier Saenz (bajo) e Iván Muñoz (batería) recorrieron diferentes escenarios hace ya varios años.

“Cuando tocábamos como MIG nuestras letras tenían un cierto toque oscuro que encasilló a la banda en un perfil gótico. A medida que nos fuimos depurando para la producción del álbum, mucho de eso comenzó a quedarse en el camino y fue cuando cambiamos a Aviador, un nombre más flexible que engloba todo lo que es ahora la banda”, comentó Juan en entrevista para Indie Rocks!

Sus influencias van más allá de dar un listado de bandas, cosa que no les preocupa hacer ya que consideran que al comenzar a etiquetar su música, solamente se encasillarían en algo ya establecido y es lo que menos quieren hacer.

“Los tres coincidimos en un sonido particular, pero cuando escuchas el disco hay cosas que a alguien le recuerda a otras bandas, pero realmente no hemos estado interesados en tratar de definir eso, porque cuando comienzas a etiquetar tu música ahí te quedas, nosotros somos esto y hay gente a la que le gusta y a otros que no pero es normal, la razón de ser Aviador es porque queremos que vuele solito”, dijo.

La banda pone al rock alternativo como su estandarte, igual que aquellas agrupaciones que surgieron en los noventas y que iban en contra de todo y todos con música directa, sincera e intensa transmitida a través de una guitarra, bajo y batería. Las presentaciones en vivo de Aviador suelen ser una experiencia diferente a lo que está acostumbrado el público; Juan las define como caóticas.

Su carta de presentación es su álbum homónimo, producción que tardó casi un año en ser editada entre decidir cuales iban a ser las ocho canciones finales de una lista de 25, hasta el proceso de preproducción que duró aproximadamente dos meses, grabación de 4 meses y de ahí a la maquila del vinilo que se extendió por otro largo tiempo.

“Ahora hay bandas que son instantáneas, que una canción la graban en chinga. Pero este trabajo es como escribir un libro, ocho rolas te toman mucho tiempo”, explicó.

Actualmente presentan “Disparo”, sencillo con el cual Juan considera como el tema que mejor define el disco, por su sonido, el contenido y la letra de la canción, la cual nos platica fue escrita desde hace ya algunos años en su natal Colombia, cuando pasaba por una época de mucha violencia; aunque de sus favoritas también se encuentran “El fin del mundo”, “Gravedad” y “Manifiesto”.

Hablando un poco de la escena en México, Juan menciona que a pesar de haber una gran cantidad de bandas las posibilidades de dar a conocerlas son muy pocas, caso similar a lo que ocurre en el país cafetalero al no ser un gran exportador de rock, por lo que considera que lo que se escucha en la radio mexicana es lo más convencional o lo mejor portado.

Este 2014 pinta muy bien para Aviador ya que además de la promoción de su álbum homónimo, tienen pensado sacar cuatro sencillos nuevos, “Estamos haciendo nuevo material porque también tenemos la intención de sacar realeases durante el año de canciones nuevas, tenemos la intención de sacar un video y tocar mucho, sentimos que ahora es cuando, hay que salir y sentir todo” finalizó. - INDIEROCKS

Así como ahora se clasifican a las nuevas bandas como “indies”, en los 90s le llamaban “alternativo”. Esa generación se distinguía por tener un sonido más crudo en donde la producción se enfocaba más en dirigir la energía de la canción en vez de decorarla y hacerla “preciosista”.

Bajo esta visión, surge la banda Aviador, quienes entre sus influencias mencionan desde Joy Division hasta Wolf Parade y Motorama. Es un trío conformado por Juan Guerrero (voz y guitarra), Javier Sáenz (bajo) e Iván Muñoz (batería). Ellos acaban de lanzar su primer material homónimo con el nuevo sello Chronic.

Para quienes vivimos los 90, de seguro encontraremos muchas familiaridades el sencillo “Disparo“, a los que no, es un buen pretexto para que comiencen una interesante investigación. - ME HACE RUIDO