Miss Bolivia
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""Soy promiscua con los géneros""

Batera desde hace diez años, Paz Ferreyra dejó los palitos para convertirse en Miss Bolivia: "Me sentía muy encerrada, como en un corralito. Necesitaba expresar la data que bajaba y empecé a cantar. Tuve mucho apoyo de artistas y productores que admiro y, en un año, toqué en lugares 'de la A', como el festival de cine de Mar del Plata y en Barcelona. Eso, me puso muy contenta".

-Y todo eso con "Apagaló", un EP...

-Sí, y ya estoy preparando seis temas más para llegar a armar el disco.

-¿Te identificás con el dancehall?

-Más bien, vengo del canto andino, de la copla. Por eso viajo al Norte. Pero ahora estoy explorando cadencias nuevas, más drogonas, como si fueron apunadas. Soy promiscua con los géneros, me encanta lo experimental, siempre que sea respetuosa y atrevida a la vez, la mezcla con el root me gusta. Estoy colaborando con Dub Comandante, y me está dubeando toda.

-¿Preparás para una gira de verano?

-Algo en la Costa va a pasar.Ahora estoy muy dedicada a Unión y Movimiento, una cooperativa que empecé hace dos meses, buscando solidaridad entre las chicas. Es medio peronista, somos todas chicas MCs: del reggae, del rap, del dancehall. Algunas, que tienen sólo dos temas y no pueden hacer un show, rimaron por primera vez y ahora vamos a grabar un compilado. La regla obligada, es que sea en combinación. Con Sarah Hebe, preparamos algo. Atentos a myspace.com/missboliviavibracion.
- S! supplement Clarin newspaper


"The Calavera de Miss Bolivia"

Cumbia roots and the Future first lady of Latin sound!! In case you don’t know too much about cumbia and their original sounds..from 50's, 60's and some 70's!

Cafe de Calaveras drops a Cumbia Classics !! Short Mixtape!! - Generation bass


"Miss Bolivia: el rap es respeto"

Psicóloga en la línea deleuziana. Devota del culto africanista de Iemanjá. Profesora de yoga. Escritora ocasional. Percusionista imantada por el rap. Todo eso deja claro que Paz Ferreyra, o sea Miss Bolivia, es una caminante.

“Me puse Bolivia porque ése era el nombre de mi calle”, dice esta pequeña batería humana de largas dreadlocks que sube noche a noche a las pistas del país. “Y Miss... porque quise bastardear un poco esa palabrita hegemónica para combinarla con lo callejero, lo oculto, lo invisible”.

En realidad, como la bandera que agita junto a la wipala, le va también llamarse Paz. Así que no extraña su dulzura verbal y su potencia expresiva, cuando cuenta el origen de su proyecto sonoro.

“Yo diría que Miss Bolivia nació en la noche de Año Nuevo 2007/2008. Había una juntada de canto colectivo en mi departamentito. Entonces empezaron a sonar los celulares. Así que largué esa línea: ‘apagaló/apagaló’”.

-El primer hit.

-(Risas) Sí. Después fui explorando distintos formatos y aprendiendo (siempre estoy aprendiendo) para indagar en la música que siempre estuvo, de algún modo, presente en mi vida.

Tenía que ser psicóloga (y enfrentarse al trauma de Cromañón) para transfigurar la máscara del dolor en una contracara creativa. Tenía que haber hecho gran kilometraje (de Argentina a México, pa’arriba y pa’ abajo) y haberse ganado el día como recepcionista y camarera, para tener ahora esa actitud. Y con apenas poco más de metro y medio de estatura pararse a rapear “no tengo miedo, no tengo miedo / voy montada en un caballo de viento”. Qué va.

-¿Cómo fue tu asistencia a los padres de Cromañón?

-En esa época, si bien trabajaba en el Estado, todavía era estudiante. Cuando llegué al boliche ya estaban todos muertos. Así que mi trabajo con los padres empezó en la morgue.

-¿Y te desviaste definitivamente de tu profesión?

-En realidad no, pero el hecho de girar y tocar constantemente no me permite dedicarle todo el tiempo que requiere. Si te vas, el paciente lo siente como un abandono.

Igual, consiente que en un momento se le plantó la pregunta ‘¿en qué medida el psicoanálisis es funcional a la lógica perversa del capitalismo?’. Lo que la hizo entrar de lleno en los planteos de Deleuze y Guatari y desviarse a formas alternativas de psicología comunitaria. “De todas maneras, yo aún hago psicología, sólo que de una manera transversal. En el rap trabajo con la palabra, como en la psicología, y con la música intento deshacer el rulo del mainstream”.

-Ahora, la familia musical te vinculó a Villa Diamante, no?

-Sí, con él estamos armando un formato paralelo para este año. Viste que él trabaja en la línea del mush-up, bueno, la idea es hacer un mush-up vocal en vivo, mezclando clásicos, hits, con temas míos.

Fronteras líquidas

Paz nació en Buenos Aires pero se crió entre cordobeses: “Por eso me lleva tanto la cumbia y el cuarteto”, asume.

Mezclando sonidos, mezclando mundos, mezclando estéticas, con una misma ética y un encanto antropológico personal, empezó a calentar los escenarios de Argentina y México. Sus líricas (digna de una estudiante de Letras, que también lo ha sido) se adhieren con brillo propio al desquite de los ritmos originarios, sumando la presencia escénica de una mujer con energía.
-¿De dónde sale tu inspiración?

-Tengo un vínculo muy fuerte y muy especial con Bolivia, solía viajar bastante para allá. Cada vez que voy, me vengo con dos o tres temas.

Pero lo cierto es que también se fascina con el mar. “El mar me cautiva desde siempre; me deja silente. Y no es que me neutralice. Más bien activa otro registro donde no necesito palabras: el de la vibración. Ondas, movimiento y quietud. Luna, agua, sal, arena. Un estado especial. Otro chip”, escribió hace poco la cantante, a propósito de su culto afro por la diosa de las ondas Iemanjá.

Y analiza: “Como diosa de la fecundidad, Iemanjá también es invocada para la inspiración y la bendición en el ámbito de la creatividad artística. Muchos músicos han rendido homenaje a Iemanjá en sus cantos, como Celia Cruz, Eduardo Mateo, Gal Costa, María Bethania, Isabel Pantoja, entre más”.

Ahora, su altar pagano cuenta con micrófonos, percusiones y grabaciones lo-fi de ‘techno brega’, un ritmo que circula en la frontera norte de Brasil en la zona de Belem.

-Entonces, el mapa de Miss Bolivia crece...

-Crece, seh...

Me llaman calle

Lo cierto es que Paz combina sonidos digitales y texturas experimentales con experiencias originarias. “Siempre, claro, con tendencia al baile”. Algo que no descarta el mensaje de alerta y apertura mental con pequeñas molotov de lírica explosiva.

Digamos: sonidos de barrio con mensaje consciente. La propuesta despliega una performance bailable y caliente que se monta en distintos formatos (soundsystem, live set) con los cuales Paz ha transitado distintos escenarios desde principios de 2008.

Junto con Bomba Estéreo, se ha transformado en el fenómeno del under más expansivo del momento.

Ahora, Miss Bolivia da el puntapié inicial del ciclo Mundial Urbano que arranca esta noche en Mendoza. La idea de llevar a cabo este ciclo es poderle presentar al público local las nuevas tendencias de la música que está haciendo furor en América Latina. - Los Andes newspaper, Mendoza, Argentina


"Buscando un símbolo de paz"

Paz Ferreyra, como PJ Harvey, como Björk, pertenece a ese subgrupo de cantantes femeninas muy menuditas, casi muñecas, que cuando están arriba del escenario se agigantan, como por efecto de alguna clase de ilusión. “Es el ashtanga”, explica ella, que además de encarnar a Miss Bolivia, es profesora de esa corriente del yoga que, lejos de las poses estáticas, tiene a sus adeptos transpirando la camiseta. Pero, en realidad, es otra cosa. Paz Ferreyra, o Miss Bolivia, es arriba del escenario el resultado de todas las cosas que hizo y hace debajo de él. Una vida hasta demasiado extensa para su cuerpo diminuto y sus treinta y pico de años. Un recorrido que incluye terminar el colegio en Nueva York, quedarse girando por esos lares atrás de los Grateful Dead, descubriendo la marihuana con auténticos hippies de los ‘60 que le prestaban vinilos de Hendrix y Marley originales; para después volver a Buenos Aires donde en el transcurso de diez años hizo dos carreras universitarias, tuvo toda clase de trabajos, empezó a tocar la batería, y todavía la cumbia electrónica y el rap y el dancehall estaban muy lejos de su vista.

PSICOLOGIA DELEUZEANA Y ZAPATILLAS DE COLORES

Una de los temas más pegadizos de Miss Bolivia arranca diciendo: “Se enciende la máquina, máquina deseante”, y no es una casualidad la inclusión de semejante concepto teórico en el tema. Es que Paz es psicóloga especializada en Deleuze y sus desarrollos en el Antiedipo. Todo sucedió a la vuelta de EE.UU. Después de girar un año detrás de los Grateful Dead, vendiendo sandwiches en las famosas caravanas de los Deadheads (seguidores de la banda), ya nada fue lo mismo. Ella cuenta: “Cuando me fui a vivir a Estados Unidos en el ‘92, conocí la cultura psicodélica de raíz. Y a la vez descubrí mucha música nueva: el rap vieja escuela, Ice Cube, Ice Tea, Dre, Shabba Ranks y más. Cuando volví acá, tenía el chip musical mucho más nutrido. Ahí pensé que además de estudiar una carrera, quería estudiar un instrumento, y la batería fue lo que más me atrapó”.

Paz se anotó en la carrera de Letras de la UBA, donde estudió cuatro años, especializándose en letras clásicas. Pero, llegado un momento, ese mundo, esas letras, le parecieron “demasiado clásicas” y decidió que lo suyo estaba en hacer algo más vivo, que se tradujo en estudiar Psicología. Allí puso todos sus esfuerzos y antes de licenciarse ya estaba dando clases: “Entré en una cátedra loca, que se llama Problemas antropológicos en la psicología, que era la única en la que en esa época se leía a Deleuze. Por eso, cuando me gradué, quise profundizar en la línea alternativa, e hice un posgrado sobre medicina ayurveda”. Entre la carrera y el posgrado, Paz Ferreyra comenzó a especializarse en el tratamiento de los trastornos de pánico sin medicación. Conocimientos que iba a tener que empezar a aplicar en su primer trabajo en algo parecido a la clínica: la asistencia en catástrofes, dentro de un programa del Gobierno de la Ciudad.

Todo este viaje no sería tan extraño si no viniera de esta chica rebautizada como Miss Bolivia, que ahora cuenta su historia gesticulando con sus manos morenas y el mismo vestuario multicolor con el que después canta en trance psico-cumbiero: “Con ritmo y palabras sano el mal, el dolor se te va, la pena se quema, cuando suena, cambia el chip, cambia el canal”. Así es ella. Antes recorrió Buenos Aires en camionetita, atendiendo a gente en situación de calle; y así como antes escuchaba, ahora se hace escuchar. Rapea sobre bases electrónicas esas letras provocadoras con inspiraciones curativas, místicas e infinitos juegos de palabras.

CROMAÑON Y DESPUES

Mientras trabajaba en ese programa de asistencia, la música seguía desarrollándose desde la percusión: “Mi maestro de batería, Gabriel Spiller, tiene muchísimo que ver en mi persona e identidad musicales. La insistencia en el groove, en encontrar los propios fraseos, el llamado de atención sobre la composición desprejuiciada a fusionar e integrar estilos y géneros. Los consejos sobre cambiar el soporte o cambiar de instrumento, si es lo que deseaba realmente. Todo eso lo mamé de él. Después toqué en bandas de rock y latinaje, donde aprendí mucho. De todos modos, cuando empecé a querer cantar desde la bata, se me ocurrían canciones o frases rítmicas y empecé a pensar en rimas, así que fue natural el viraje hacia el dancehall, el reggae, el rap, el dub. Y ahí, Internet colaboró muchísimo en mi apertura”.

Fue en ese momento, en que todavía navegaba a dos aguas, que sucedió la tragedia de Cromañón. Y Paz debió atender a las madres que iban a reconocer a sus hijos a la morgue. Otro punto de inflexión. Después de eso, tampoco nada iba a ser igual. Fue alejándose de la psicología y volcándose a la música. Porque como dice en “Apágalo”, uno de sus primeros hits: “Yo me quedo bailando, porque ésta es mi propia redención”.

Y ahí, en ese lugar, parecieron converger todos los caminos. Porque la vocación de Miss Bolivia es de algún modo la síntesis: de la electrónica y los ritmos andinos en principio, de la cumbia, el rap, el dancehall, el hip-hop, raggamuffin después; de la lírica clásica en las rimas raperas, y del deleuzeanismo en lo antisistema.

Y, por encima de todo, en el mismo concepto de su proyecto musical. Algo que aparece desde su nombre: “Se me ocurrió porque yo vivía en la calle Bolivia, en La Paternal. Y me divertía tener ese origen callejero. También me gustó la idea de mezclar una palabra yanqui y global con una que me representaba a mí, y me hacía pensar en identidades dejadas de lado, marginadas. Lo que representa Bolivia con lo que representa Miss es algo que se acercaba mucho a lo que yo quiero hacer, que es esa mixtura. Algunos se imaginan una boliviana hermosa con el nombre y después se desilusionan un poco cuando aparezco yo. Pero está bueno. Es un homenaje: yo amo Bolivia, voy mucho y es un lugar que siempre me inspira bien”.

En su primer disco oficial, Alhaja, Miss Bolivia tiene temas en colaboración con Mariana Baraj, con el poeta el Freak del Amor, con la mexicana Ali Gua Gua y muchos más. Más mezcla. Más cóctel poderoso para bailar.
- Radar supplement//Página 12 newspaper


"La frontera entre la cumbia y el dub"

Contanos de qué se trata Miss Bolivia y qué propone...

Es mi proyecto musical solista en formato soundsystem de dancehall, cumbia, reggaeton y rap. La lírica conciente se mezcla con historias de amor y desamor.

¿Cómo te fue en México?

Muy bien, hice 10 shows en 18 días. El público se bailó todo y eso es alimento constante para mí. Ali Gua Gua, mi amiga de Kumbia Queers, fue mi Dj. Traje la sensación de que allá se puede vivir de la música.

Estás el jueves en el ciclo Dub Konexion, con Ras Bernardo, cantante original de Cidade Negra...

Sí, es un ciclo que comenzó el jueves pasado con eje en el dub, pero linkeando ritmos y subculturas que son hermanas como el dancehall, el reggae, el roots, el new roots y, por qué no, algo de reggaeton y cumbia. Me interesa mucho porque tiende puentes entre artistas locales y de afuera permitiendo laburar en red. Y también porque revaloriza la cultura soundsystem, la apuesta al micrófono y al artista jineteando las pistas como era en Jamaica originalmente. Estas son usinas de expresión que dejan ver por las fisuras que está pasando desde abajo.

Dub Konexion, jueves a las 20 en C.C. Konex, Miss Bolivia junto a Ras Bernardo y Uniko Dub. - Clarin Newspaper


"“Auténticas decadentes”"

A Miss Bolivia y Kumbia Queers sólo las separan las tres cuadras que distancian la casa de la primera, en Villa Urquiza, de la sala de ensayo del sexteto, porque son muchas las coincidencias. Aunque la máxima es su reivindicación de la diversidad tanto sexual como de las subculturas urbanas, la pista de baile es soporte para un discurso con la cumbia en el rol estelar. “La palabra queer (cuestionamiento de la normatividad sexual) nos parece muy abierta”, explica la guitarrista Pilar Arrese. “Somos lo que queremos, y nos encanta la apertura sexual y musical. En eso radica el chiste, lo interesante o lo peligroso”. Pero sus canciones están exentas de la obviedad militante. “No sólo abordamos temas de amor para muchachas”, enfatiza Paz Ferreira -alias Miss Bolivia-, a lo que la violera del combo femenino suscribe: “Una mujer cantándole a otra o un grupo conformado exclusivamente por chicas es llamativo. Pero Pappo le hablaba a los hombres, y nadie le preguntó si era gay”.

Ambas pertenecen a una generación de artistas nacida en el rock y en la electrónica que, por diferentes motivos, tras el estallido social que signó la década pasada, encontró en la cumbia la banda de sonido de su liberación frente a la incertidumbre sociopolítica, y su manera de sintonizar a Buenos Aires con Latinoamérica. “El rock era música de baile, y acá dejó de serlo. Como somos extremistas, nos fuimos a la cumbia para movernos un poco”, justifica Pilar, también parte del grupo de garage punk She Devils. Mientras que Paz, que durante sus años en los EE. UU. se identificara como Deadhead (fan de Grateful Dead), confiesa: “La clave de lo que quiero hacer hoy pasa por la ‘cumbia rap’. Es una decantación que fue a parar a un sonido más digital e incluso elitista”. Pero a pesar de que intentan resignificar la impronta marginal que en la Argentina se le enchapó a la movida tropical, su matriz principal es la “cumbia roots”, la colombiana. “La de acá no es caribeña. Es más lenta y oscura”, resume.

Aunque ninguna esconde su debilidad por la cumbia villera. “Es remántrica”, afirma Miss Bolivia. Y es que el culto por el estilo es tal que Kumbia Queers contó con Pablo Lescano, de Damas Gratis, como productor de su segundo CD, La revancha del tropipunk . Recuerda Arrese: “Pablo nos vio tocando en una fiesta, y se nos acercó porque se copó con lo que hacíamos”. Es cierto que el combo no se enfrentó aún a los cumbieros locales, pero giró ya por Europa, EE. UU. y México, y hasta vio editado su debut, Kumbia nena (07), en Japón. A su vez, Ferreria recién editó su primer álbum, Alhaja . “Si bien toco con DJ onda rap y ellas con una formación, coincidimos en que nos cagamos en los fundamentalismos musicales”. El objetivo es mantenerse y crecer. “Rescato mucho a Los Auténticos Decadentes por pioneros y por la forma divertida de decir cosas muy jodidas”, opina la violera. “Nos gustaría ser ‘Las Auténticas Decadentes’, y hacer bailar a todos con algo súper político”. - Clarin Newspaper


"La cultura joven a través de una rapera"

La diminuta chica con dreadlocks que canta "Jálame la tanga" en escenarios de mala muerte es una psicóloga de línea deleuziana, que alguna vez dio clases de la materia Problemas Antropológicos en Psicología de la UBA y, durante la catástrofe de Cromagnon, ayudó a las madres de las víctimas a reconocer a sus hijos muertos en la morgue metropolitana. La artista que se toma los senos con las manos mientras rapea "no tengo miedo, no tengo miedo / voy montada en un caballo de viento" estaba en México de vacaciones cuando aquí estalló la bomba del corralito, y ante la perspectiva de volver a un país -su país- que acababa de dejarla sin trabajo, decidió quedarse seis meses en el Distrito Federal, reconvertida en la moza que, por argentina en la mala, recibía más propinas que nadie en un restaurante uruguayo del zócalo de Coyoacán. La psicóloga de emergencias y catástrofes, la recepcionista despedida y la camarera de ocasión hoy conviven en Paz Ferreyra, más conocida como la rapera Miss Bolivia, miniestrella especial de la última edición del Festival Ciudad Emergente y una de las principales referencias en la fusión local de la electrónica y el hip hop. Paz vive en La Boca, a media cuadra de la plaza Solís y a un costado de la parada final del colectivo 168, y para que salga a abrir la puerta de su casa hay que gritar su nombre desde la calle porque el timbre no anda. Otra alternativa es avisarle a través de un sms que uno está allí, o llamarla. En eso estaba yo cuando primero oí que bajaba una escalera y después sentí una extraña versión en Funmachine de "Bombón asesino". Pero por ahí no había ningún Funmachine; la cumbia que sonaba venía del ringtone de su celular.
Paz tiene más de bombón que de asesina, aunque ya me daría cuenta yo de que sobre el escenario la ecuación se invierte. Es hiperdelgada y muy bajita, y parece extraño que una sonrisa extra large le quede tan bien, cuando definitivamente no es su talle. Desde hace seis meses vive en esta ex panadería de La Boca, que el padre de la cantante Paula Maffia le regaló a su hija, y que la propia Paula rebautizaría como "La Casa Mostra" en honor a su banda de rock, La Cosa Mostra. Hoy Paula le enseña canto a Paz, y ésta le paga con clases de ashtanga yoga, disciplina que aprendió tras tomar un postgrado de medicina ayurveda en la facultad de psicología. "Después de lo de Cromagnon me quedé muy mal, estuve varias semanas sin poder dormir -cuenta Miss Bolivia mientras prepara la rutina del día, que incluye una clase de yoga en Villa Crespo y grabación de su disco en un estudio de Castelar-. Ahí, con esas mujeres, entendí lo que significa ser madre. Yo ya había visto partos y trabajado con locos, pero nunca había oído gritos como ésos. Eran gritos animales, ancestrales, con resonancias del fracaso en la preservación de la cría. Los recuerdo y se me pone la piel de gallina."
-Si fue tan importante para vos, ¿por qué cambiaste la psicología por la música y la cultura hip hop?
-Porque en un momento me di cuenta de que los guetos de la psicología reproducían la lógica perversa del capitalismo. Pero todo lo que hice y estudié me sirvió muchísimo. Tanto, que para mí yo aún hago psicología, sólo que de una manera transversal. En el rap trabajo con la palabra, como en la psicología, y con la música intento hacer estallar el canon hegemónico. Las verdades son infinitas y tienen que ver con las rupturas.
El búnker
En La Casa Mostra hay maniquíes, viejos sillones de peluquería, muebles antiguos y rotos o más rotos que antiguos, calcomanías de bandas underground (Suspensivos Inflamables, Las Bellas Vinagres) , bicicletas y un galpón que Paula y los suyos transformaron en salón de fiestas mensuales. Con esos eventos, los habitantes de la casa pagan las cuentas, o al menos eso intentan, y de paso crean un espacio para que las bandas underground tengan dónde tocar. En su primer concierto como Miss Bolivia, la psicóloga (y, también, ex baterista) Paz se escondió detrás de un parlante para que nadie viera quién cantaba esas rimas incendiarias. Ahora, dos años después de esa noche, para ella cantar "es como estar en mi salón de juegos. En los momentos en los que no tengo ni para el colectivo me pregunto para qué, por qué hago música. Y cuando subo al escenario, no importa dónde, siempre encuentro la respuesta". Mientras habla y gesticula, una calcomanía pegada en la heladera resume el espíritu de la casa: "los productos de consumo masivo son armas de destrucción masiva". ¿Algún día la música de Paz será de consumo masivo? Es difícil saberlo. Por ahora, la chica duerme, sueña y compone en un cuarto pequeño como ella, con un colchón en el piso y un escritorio improvisado sobre el que maqueta las canciones que luego graba en Castelar. "Emerger es lo más dificil para un artista, porque hay pocos lugares para tocar, los medios no cubren los conciertos y las radios no pasan esa música -explica-. Además, aquí no se contempla el salario del artista. Al menos en mi caso, yo trabajo mucho y mirá cómo vivo. Doy mis clases de yoga y en los shows me pagan muy poquito. Para pagar la luz de la casa tenemos que hacer las fiestas, y se hace cuesta arriba convocar cuando estás en el medio de La Boca"
-¿La escena underground está mejor o peor que hace unos años?
-Mejor en algunas cosas, peor en otras. Lo malo es que después de Cromagnon se perdieron muchos lugares para tocar, y para algunos parece que una banda en vivo es sinónimo de bardo . Lo bueno es que cada vez hay más comunicación entre el underground y el mainstream , y eso es genial. Yo acabo de abrir para los colombianos Bomba Estéreo en Niceto, en pleno Palermo, pero mañana voy a tocar a un lugar punk de San Telmo, pasado mañana me presento en un concierto contra el paco aquí en el barrio y dos días después me voy a una gira de 20 días por México. Supongo que la clave es no creérsela, porque la verdad es que en la casa toco para pagar la electricidad, y dos veces a la semana tengo que ir a comer a lo de mi mamá.
Almuerzo al paso
Antes de ir a Castelar, Paz corre el 152, se baja en el Luna Park, toma el subte, llega a Angel Gallardo y de ahí camina con una mochila bastante más grande que ella hasta Lavalleja y Córdoba, adonde da su clase de yoga. Una hora y media después se toma el mismo subte y desde Corrientes y Pueyrredón camina hasta Once. Antes de entrar a la estación compra una trenza o una bolsa de chipá de tres pesos, y con ese almuerzo emergente enfila al furgón del tren Sarmiento. Es la hora pico, y algunos se suben con un diario que apoyan en el piso para sentarse en el suelo mientras los demás cuelgan bicicletas, tiran latas de cerveza por la ventana o fuman lo que no deben entre amigos y desconocidos que reclaman su pitada. Paz es la única mujer del furgón y nadie le falta el respeto; si le piden un cigarrillo dice que no fuma, y si le ofrecen cerveza agradece con un "no, papi" que sólo ella es capaz de pronunciar con la entonación justa. En Castelar se queda hasta las once de la noche, y a las doce y media camina por la oscuridad de La Boca con su compu repleta de música escondida en la mochila. "Una sola vez me quisieron asaltar, y en ese momento salió un tipo desde un balcón y gritó: ´a la flaca dejala que yo la juno´. El chico, que estaba medio drogado, salió corriendo, y desde entonces no tuve problemas". Aunque al día siguiente debe presentarse en el Ciudad Emergente, Paz no cena porque está demasiado cansada para cocinar algo. Con sus auriculares escucha las pistas que acaba de producir y se duerme mientras en sus oídos ella misma se canta "apágalo / apaga la mente / busca tu llama interior".
En el festival Ciudad Emergente hay recitales gratuitos, invitados internacionales como Mad Professor, un espacio donde se puede escuchar a bandas que aún no han grabado ningún disco, una muestra de fotografías de rock y encuentros de poesía, entre otras atracciones. De todas maneras, lo mejor de las jornadas parece el encuentro entre las diversas tribus juveniles, que en la ciudad tienen pocos lugares donde mezclarse y verse sin prejuicios ni recelos. En los camerinos del desfile de indumentaria, Miss Bolivia se prepara junto a los modelos improvisados, que incluyen un cantante de reggae, dos niños y amigos y amigas de los diseñadores. Las estrellas tienen que cambiarse a la vista de todos, strip tease involuntario que genera bromas más nerviosas que divertidas. Paz compró su pantalón en el Once, el top se lo trajo su mamá de España y el resto de la ropa es made in Liniers. A último momento llega Señorita Carolina, la cantante que de día es secretaria en un consultorio médico de Palermo y de noche se transforma en corista de Miss Bolivia. Apenas llega, las dos se abrazan como si hiciera años que no se vieran, y aunque el show sólo incluirá tres o cuatro canciones parecería que están a punto de saltar al Madison Square Garden. Cuando íbamos en el subte hacia Angel Gallardo, un vendedor ambulante me ofreció un encendedor gigante a 10 pesos. "Mirá, alta llama", me dijo Paz, para citar el nombre de una de sus canciones más conocidas. Con esa frase en la cabeza, yo quise comprar el encendedor para llevármelo de recuerdo, pero Paz no me dejó. "Psst, diez pesos es mucho -me retó-. Si por lo menos fuera recargable...". Mientras la veía sobre el escenario de Ciudad Emergente, me pareció ver que otra llama era la que contaba su propia historia. Aquella que surgía de su voz, de su vida, de las letras con las que interpelaba a un montón de chicos que no la habían visto nunca. Y que tal vez no la olviden, si buscan en su llama interior. - ADN Supplement/La Nacion newspaper


"La cultura joven a través de una rapera"

La diminuta chica con dreadlocks que canta "Jálame la tanga" en escenarios de mala muerte es una psicóloga de línea deleuziana, que alguna vez dio clases de la materia Problemas Antropológicos en Psicología de la UBA y, durante la catástrofe de Cromagnon, ayudó a las madres de las víctimas a reconocer a sus hijos muertos en la morgue metropolitana. La artista que se toma los senos con las manos mientras rapea "no tengo miedo, no tengo miedo / voy montada en un caballo de viento" estaba en México de vacaciones cuando aquí estalló la bomba del corralito, y ante la perspectiva de volver a un país -su país- que acababa de dejarla sin trabajo, decidió quedarse seis meses en el Distrito Federal, reconvertida en la moza que, por argentina en la mala, recibía más propinas que nadie en un restaurante uruguayo del zócalo de Coyoacán. La psicóloga de emergencias y catástrofes, la recepcionista despedida y la camarera de ocasión hoy conviven en Paz Ferreyra, más conocida como la rapera Miss Bolivia, miniestrella especial de la última edición del Festival Ciudad Emergente y una de las principales referencias en la fusión local de la electrónica y el hip hop. Paz vive en La Boca, a media cuadra de la plaza Solís y a un costado de la parada final del colectivo 168, y para que salga a abrir la puerta de su casa hay que gritar su nombre desde la calle porque el timbre no anda. Otra alternativa es avisarle a través de un sms que uno está allí, o llamarla. En eso estaba yo cuando primero oí que bajaba una escalera y después sentí una extraña versión en Funmachine de "Bombón asesino". Pero por ahí no había ningún Funmachine; la cumbia que sonaba venía del ringtone de su celular.
Paz tiene más de bombón que de asesina, aunque ya me daría cuenta yo de que sobre el escenario la ecuación se invierte. Es hiperdelgada y muy bajita, y parece extraño que una sonrisa extra large le quede tan bien, cuando definitivamente no es su talle. Desde hace seis meses vive en esta ex panadería de La Boca, que el padre de la cantante Paula Maffia le regaló a su hija, y que la propia Paula rebautizaría como "La Casa Mostra" en honor a su banda de rock, La Cosa Mostra. Hoy Paula le enseña canto a Paz, y ésta le paga con clases de ashtanga yoga, disciplina que aprendió tras tomar un postgrado de medicina ayurveda en la facultad de psicología. "Después de lo de Cromagnon me quedé muy mal, estuve varias semanas sin poder dormir -cuenta Miss Bolivia mientras prepara la rutina del día, que incluye una clase de yoga en Villa Crespo y grabación de su disco en un estudio de Castelar-. Ahí, con esas mujeres, entendí lo que significa ser madre. Yo ya había visto partos y trabajado con locos, pero nunca había oído gritos como ésos. Eran gritos animales, ancestrales, con resonancias del fracaso en la preservación de la cría. Los recuerdo y se me pone la piel de gallina."
-Si fue tan importante para vos, ¿por qué cambiaste la psicología por la música y la cultura hip hop?
-Porque en un momento me di cuenta de que los guetos de la psicología reproducían la lógica perversa del capitalismo. Pero todo lo que hice y estudié me sirvió muchísimo. Tanto, que para mí yo aún hago psicología, sólo que de una manera transversal. En el rap trabajo con la palabra, como en la psicología, y con la música intento hacer estallar el canon hegemónico. Las verdades son infinitas y tienen que ver con las rupturas.
El búnker
En La Casa Mostra hay maniquíes, viejos sillones de peluquería, muebles antiguos y rotos o más rotos que antiguos, calcomanías de bandas underground (Suspensivos Inflamables, Las Bellas Vinagres) , bicicletas y un galpón que Paula y los suyos transformaron en salón de fiestas mensuales. Con esos eventos, los habitantes de la casa pagan las cuentas, o al menos eso intentan, y de paso crean un espacio para que las bandas underground tengan dónde tocar. En su primer concierto como Miss Bolivia, la psicóloga (y, también, ex baterista) Paz se escondió detrás de un parlante para que nadie viera quién cantaba esas rimas incendiarias. Ahora, dos años después de esa noche, para ella cantar "es como estar en mi salón de juegos. En los momentos en los que no tengo ni para el colectivo me pregunto para qué, por qué hago música. Y cuando subo al escenario, no importa dónde, siempre encuentro la respuesta". Mientras habla y gesticula, una calcomanía pegada en la heladera resume el espíritu de la casa: "los productos de consumo masivo son armas de destrucción masiva". ¿Algún día la música de Paz será de consumo masivo? Es difícil saberlo. Por ahora, la chica duerme, sueña y compone en un cuarto pequeño como ella, con un colchón en el piso y un escritorio improvisado sobre el que maqueta las canciones que luego graba en Castelar. "Emerger es lo más dificil para un artista, porque hay pocos lugares para tocar, los medios no cubren los conciertos y las radios no pasan esa música -explica-. Además, aquí no se contempla el salario del artista. Al menos en mi caso, yo trabajo mucho y mirá cómo vivo. Doy mis clases de yoga y en los shows me pagan muy poquito. Para pagar la luz de la casa tenemos que hacer las fiestas, y se hace cuesta arriba convocar cuando estás en el medio de La Boca"
-¿La escena underground está mejor o peor que hace unos años?
-Mejor en algunas cosas, peor en otras. Lo malo es que después de Cromagnon se perdieron muchos lugares para tocar, y para algunos parece que una banda en vivo es sinónimo de bardo . Lo bueno es que cada vez hay más comunicación entre el underground y el mainstream , y eso es genial. Yo acabo de abrir para los colombianos Bomba Estéreo en Niceto, en pleno Palermo, pero mañana voy a tocar a un lugar punk de San Telmo, pasado mañana me presento en un concierto contra el paco aquí en el barrio y dos días después me voy a una gira de 20 días por México. Supongo que la clave es no creérsela, porque la verdad es que en la casa toco para pagar la electricidad, y dos veces a la semana tengo que ir a comer a lo de mi mamá.
Almuerzo al paso
Antes de ir a Castelar, Paz corre el 152, se baja en el Luna Park, toma el subte, llega a Angel Gallardo y de ahí camina con una mochila bastante más grande que ella hasta Lavalleja y Córdoba, adonde da su clase de yoga. Una hora y media después se toma el mismo subte y desde Corrientes y Pueyrredón camina hasta Once. Antes de entrar a la estación compra una trenza o una bolsa de chipá de tres pesos, y con ese almuerzo emergente enfila al furgón del tren Sarmiento. Es la hora pico, y algunos se suben con un diario que apoyan en el piso para sentarse en el suelo mientras los demás cuelgan bicicletas, tiran latas de cerveza por la ventana o fuman lo que no deben entre amigos y desconocidos que reclaman su pitada. Paz es la única mujer del furgón y nadie le falta el respeto; si le piden un cigarrillo dice que no fuma, y si le ofrecen cerveza agradece con un "no, papi" que sólo ella es capaz de pronunciar con la entonación justa. En Castelar se queda hasta las once de la noche, y a las doce y media camina por la oscuridad de La Boca con su compu repleta de música escondida en la mochila. "Una sola vez me quisieron asaltar, y en ese momento salió un tipo desde un balcón y gritó: ´a la flaca dejala que yo la juno´. El chico, que estaba medio drogado, salió corriendo, y desde entonces no tuve problemas". Aunque al día siguiente debe presentarse en el Ciudad Emergente, Paz no cena porque está demasiado cansada para cocinar algo. Con sus auriculares escucha las pistas que acaba de producir y se duerme mientras en sus oídos ella misma se canta "apágalo / apaga la mente / busca tu llama interior".
En el festival Ciudad Emergente hay recitales gratuitos, invitados internacionales como Mad Professor, un espacio donde se puede escuchar a bandas que aún no han grabado ningún disco, una muestra de fotografías de rock y encuentros de poesía, entre otras atracciones. De todas maneras, lo mejor de las jornadas parece el encuentro entre las diversas tribus juveniles, que en la ciudad tienen pocos lugares donde mezclarse y verse sin prejuicios ni recelos. En los camerinos del desfile de indumentaria, Miss Bolivia se prepara junto a los modelos improvisados, que incluyen un cantante de reggae, dos niños y amigos y amigas de los diseñadores. Las estrellas tienen que cambiarse a la vista de todos, strip tease involuntario que genera bromas más nerviosas que divertidas. Paz compró su pantalón en el Once, el top se lo trajo su mamá de España y el resto de la ropa es made in Liniers. A último momento llega Señorita Carolina, la cantante que de día es secretaria en un consultorio médico de Palermo y de noche se transforma en corista de Miss Bolivia. Apenas llega, las dos se abrazan como si hiciera años que no se vieran, y aunque el show sólo incluirá tres o cuatro canciones parecería que están a punto de saltar al Madison Square Garden. Cuando íbamos en el subte hacia Angel Gallardo, un vendedor ambulante me ofreció un encendedor gigante a 10 pesos. "Mirá, alta llama", me dijo Paz, para citar el nombre de una de sus canciones más conocidas. Con esa frase en la cabeza, yo quise comprar el encendedor para llevármelo de recuerdo, pero Paz no me dejó. "Psst, diez pesos es mucho -me retó-. Si por lo menos fuera recargable...". Mientras la veía sobre el escenario de Ciudad Emergente, me pareció ver que otra llama era la que contaba su propia historia. Aquella que surgía de su voz, de su vida, de las letras con las que interpelaba a un montón de chicos que no la habían visto nunca. Y que tal vez no la olviden, si buscan en su llama interior. - ADN Supplement/La Nacion newspaper


Discography

2009 APAGALÓ & REMIXES - ALTA YAMA RECORDS free download http://www.mediafire.com/?51ktt0k5y2g

2010 MISS BOLIVIA REMIXES by CABEZA NETLABEL http://www.cabeza-netlabel.com/16-cabeza-011-miss-bolivia-remixes

2011 ALHAJA - POP ART / SONY

Photos

Bio

Miss Bolivia is the musical project of leading singer, DJ, MC and producer Paz Ferreyra, who mixes up dancehall beats with those of hip-hop, reggae and tropical cumbia. Merging digital sounds,
experimental textures and native sonorities, Miss Bolivia leads us to the dancefloor and compells us to return to mother Earth and its roots, creating a hot dancing atmosphere.

She has won in Soundsystem category inthe Rototom Reggae Contest Latino 2011.

With explosive lyrics and sounds, Miss Bolivia is releasing her new album ALHAJA, in which she shows an evolution both as an artist and as a musician. ALHAJA has a more powerful sound which proves to be perfect for the dancefloor, including new textures that mix rap; Andean music from Northern Argentina, cumbia and dancehall and features delicate appearances of many other musicians, in a successful effort to group together multiple universes, scenes and urban tribes.

After touring all over Mexico and Argentina, most notably her critically-acclaimed shows in Buenos Aires' Luna Park Stadium, Niceto Club, CC Konex and CC Recoleta, Miss Bolivia unfolds again her shout for freedom and her call for a natural reconection putting together the finnest combination: local rhythmand direct messages.

Nowadays, ALTA YAMA, her new videoclip is being release
http://www.youtube.com/watch?v=_II-
AG9gEBA
Instrumentation
As Miss Bolivia performs a showcase within a soundsystem live act; the digital instrumentation used is cd players, chaos pad, mixer and microphones, digital delay and reverb. Although, the dj plays a güiro for cumbia percussion.

- Paz Ferreyra a.k.a Miss Bolivia - lead singer
- Arturo Gueglio a.k.a. Zion MC - MC and backing - vocals
- Carolina Pacheco a.k.a. Señorita Carolina - backing vocals
- Martín Nardone DJ and percussion