Niño Koi

9/10 (Junio 2010)

Niño Koi es una banda de rock instrumental que se coló en la escena de nuestro país de golpe, colocándose rápidamente como una de las promesas más interesantes merced a un sonido fresco y pulido.

La banda forma parte de una generación de artistas que han trabajado con el cada vez más solicitado productor Tomás de Camino, mejor conocido como Autómata, quien ha grabado también –todos en simultáneo- a Las Robertas y 424. Autómata se mostró en muchas ocasiones satisfecho con las horas en el estudio de los muchachos, precisamente por el amarre del grupo al interpretar sus piezas. Esta cualidad la constatamos tanto en sus presentaciones en vivo como en este, su disco debut.

Cada tema incluido en Alegorías habla en un idioma que todos podemos entender, donde las palabras sobran y los sonidos envuelven. Quizá más que un mensaje Niño Koi trata de transmitir un sentimiento en específico en cada canción. Así, tema tras tema podemos obtener desde un ligero viaje al pasado hasta una descarga de energía al cuerpo.

La guitarras a veces limpias y a veces distorsionadas de Mauricio Fonseca y Federico Salas son las encargadas de llevarnos en este viaje durante el cual la energía fluye a través de la líneas de bajo (Chris Robinson) y la explosiva batería de Fabrizio Durán. A ellos en algunas ocasiones se suman los samples y teclados de Geovanny Morera, que terminan de completar la ecuación.

Ejemplo de su variedad son canciones como Sin Título o Cincuenta y Cinco donde Niño Koi nos invita a experimentar distintas sensaciones desde vértices también diferentes. Mientras que la primera transmite una brillante felicidad la segunda nos lleva a un enojo (por explicarlo de alguna manera) cercano a la frustración. El punto común que tienen ambos temas es el desafío: mantenerse quieto.

Sonidos como los descritos son los que nos pueden remitir a referentes del post-rock como Caspian o los mismos Austin TV así que me atrevo a decir que la agrupación ha elaborado un producto de calidad internacional que de colocarse como debiera, podría abrirles las puertas a escenarios más allá de nuestra capital. - 89 decibeles (Costa Rica)