RAMONCIN

Junio de 1985. Final del concurso de bandas Villa de Madrid, dividida en dos días, una para los grupos de pop –los ‘modernos’, para entendernos–, otra para los grupos de rock –los ‘jevis’, vaya. Los británicos The Cure, grupo invitado el primer día, meten 7.000 personas en el Román Valero, el barrial y adusto estadio del Moscardó, el equipo de fútbol entonces orgullo de Usera (hoy milita, olvidado, en Regional Preferente). Un día más tarde, un Rosendo en período de transición abre para un imperial Ramoncín, que da un concierto apoteósico ante 15.000 colegas. Más de dos horas y media que no ha olvidado. “Y después de aquello, me metí en un coche y nos fuimos a Montpellier, a ver a Bruce Springsteen, que en esa gira no pasaba por España”. Junio de 2009, de nuevo en Usera, de nuevo en el estadio del ‘Mosca’ y recién llegado de estrenarse como jurado de Operación Triunfo. “Creo que puedo enseñarle a los chavales como funciona el negocio”, cuenta. Ahora, Ramón quiere volver por donde solía. Tiene varios proyectos y suenan bien. No le va a ser fácil recuperar el crédito, el justificado respeto que gozaba aquella noche entre la afición, pero conociéndole se lo va a currar, aunque haya quien se ha olvidado de lo que ha sido para el rock español. No quienes estuvieron allí. “Podíamos haber dado un bolo de compromiso, porque esa noche nos íbamos a meter una paliza en la carretera, pero era imposible, salió un concierto de esos cara a cara con la gente, de esos que parece que vas a ver quien puede más. Fue una noche preciosa, de esas de veranito en Madrid; al acabar nos quedamos charlando mientras se desmontaba el escenario, luego nos montamos en el coche y ahí, camino de Francia, me empecé a dar cuenta de que habíamos hecho algo acojonante aquella noche, que iba a ser muy difícil de superar. Cuando pasa algo así te das cuenta, a lo mejor no en el momento que está pasando, pero si luego”. Las crónicas de la época lo refrendan. “Unos días después tocamos en Barcelona y nos estaban esperando, a ver si era verdad. Recuerdo un titular que me llenó de orgullo; decía que lo que contaban ‘los de Madrid’ no era broma. Les dije a los de la banda, ‘No es por vacilar, pero no tenemos nada que envidiarle a la E Street Band’. Cuando salíamos a tocar, nos lo creíamos”. - El mejor concierto de mi vida.