Santiago Cossarini / Nahual

Santiago Cossarini busca colores en las canciones
“Siempre imaginé ciertos colores en las canciones” afirma el cantautor argentino Santiago Cossarini, quien se radicó en Uruguay y lleva adelante el proyecto Nahual.
“Desde que tengo 19 años que empecé a hacer canciones, siempre imaginé ciertos colores en las canciones al componerlas, que precisaban de otros músicos para complementarlas tímbricamente” dijo Santiago Cossarini en Entre el micrófono y la penumbra.

El músico contó que en Argentina tocaba con vientistas y en Uruguay también ha venido explorando otras instrumentaciones.

Según afirmó, le gusta trabajar con personas creativas que aporten “su línea”, y expuso: “yo pongo la canción y a mí me gusta trabajar de esa forma, que el otro ponga lo que le sugiere la canción, para que la canción tenga más mundo, tenga el mundo del otro también”.

Sus canciones son muy autobiográficas, porque explicó: “para mí es una necesidad componer y expresar lo que siento del mundo, de mi vida, de la relación con los demás, más allá de si las toco solo con la guitarra, si las co creo o si las engordo un poco más tocándolas con un bajo y una batería”.

Hace varios años que toca en la calle pues sostuvo “tocar en los ómnibus es un entrenamiento impresionante porque ejecutás de punta a punta, te da training de resolver en tiempo real que la canción llegue hasta el final como sea, y los reveses, cuando no resulta todo muy positivo, poder salir adelante y no desanimarse”. - Radio: Emisora del Sur

SANTIAGO COSSARINI EN LA COSTA












"Y sólo resta agradecer la inspiración..."
Hechizada, Santiago Cossarini



Santiago Cossarini visitó los estudios de la radio De la Arena FM 96.7. El jueves 2 de julio él y ella: la guitarra, y ella: la radio; tuvieron un encuentro muy especial. Santiago es un músico-compositor de nacionalidad argentina, que ha decidido desde el año pasado vivir en Uruguay. La cultura, la tranquilidad y la solidaridad de la gente han sido las características que nos ha transmitido de su estadía en nuestra zona de la costa. Actualmente vive en Solymar y sube casi todos los días al ómnibus a cantar sus poesías. Con un finísima y elegante sensibilidad, sus canciones transitan por los espacios más intensos de la pasión sobre la vida. Son un pulso que vibra en los arpegios de viento y agua que viajan en cada grano de arena en nuestra costa. Santiago hoy nos regala sus canciones, nos brinda su alegría en sus poesías, nos da esa cuota de esperanza en la nobleza de los seres humanos. Santiago y su guitarra, un obsequio de sinceridad, de arte, de espontaneidad, de amor, de sabiduría. Una escultura viva... y en nuestra costa. Gracias Santiago...

- Bachillerato artistico: Radio de la arena 96.7

Nahual: De bondi en bondi
Santiago Cossarini, músico, compositor y cantante trabaja en Uruguay hace más de 13 años. Se define a sí mismo como una persona inquieta, “siempre voy a más”. Su trabajo se ha popularizado en los últimos años a través de una vía cotidiana como es el transporte público. En esta época donde el marketing, la publicidad y la imagen comandan los medios, una manera popular de hacer música ha sabido aprovechar los espacios de difusión alternativos.
La idea comenzó hace varios años, cuando Santiago pensó un proyecto para difundir su música. “Voy a poner mi música en las venas de una ciudad o un lugar. En vez de un cartel, a la gente se lo voy a meter intravenoso, disco a disco”, explica. Así ha llevado esta modalidad a una nueva esfera. Comenzó solo, tocando en ómnibus, encaró la producción de sus discos como una forma de sustentarse y hacer circular su trabajo. Un paso adelante fue la producción colectiva a través de la formación del grupo Nahual.
“Llegue hace 4 años y salí a venderlos (los discos), los pintaba a mano, copiaba en lo de un amigo, eran canciones que había ido grabando de diferentes maneras, de toques en vivo, en estudio, aisladas con otros músicos, canciones grabadas en lo de mi viejo, en lo de un amigo. Yo calculaba vender dos, y terminaba vendiendo seis. Yo sé cuando algo es un designio, porque lo siento en todos los poros, como una vibración. Cuando siento algo alineado resulta mejor que la expectativa, eso me confirma que iba por el camino correcto”, así define Santiago cómo lo intuitivo cobra protagonismo dentro de su proceso de creación.
En el año 2010, Santiago colectivizó su producción con Fátima García, Diego Suárez, Néstor Hernández y otros músicos, fundando la banda Nahual. En los últimos años, su popularidad ha crecido con fuerza mediante el trabajo en los ómnibus. El espacio que se les abrió como grupo les trajo varias oportunidades y desde que se agruparon han tocado en varios lugares reconocidos como El Tartamudo y fueron teloneros de Onda Vaga en Buenos Aires, frente a 2.000 personas. Actualmente, la banda está en un proceso de cambio y reestructuración. “Cada concierto es una nueva verdad, si hay encuentro musical lo hacemos juntos y si no, lo hacemos con otros músicos. Me independicé cien por cien”, dice Cossarini.
Más allá de su trayectoria con Nahual, Santiago plantea una forma de hacer música diferente. Conectada con la espiritualidad y la profundidad humana, la naturaleza salvaje y la fuerza del sentimiento, la propuesta musical de Cossarini busca mezclar lo humano, lo natural, en la cotidianeidad de la ciudad. Su letra es franca y transparente pero intensa y se complementa con la melodía serena de los instrumentos.
“Yo estoy todo el día en mi casa sentado en el piano, entonces voy a un ensayo y tengo todo un mundo íntimo para poner en fusión con el otro y cuando voy a un escenario tengo toda una intimidad y un poder para compartir con ese ambiente, con ese público, e intentar que todo se traslade a esa conciencia de la composición. Siento que la música que hacemos nosotros despierta en la gente algo que le late a cada uno, como si fuera un disparador de una iniciativa y un entusiasmo a nivel personal en cada cual que va escuchando lo que hacemos. No es algo para divertirse ni para sentir una caricia, es más bien como un incentivador, porque tiene ese trasfondo y eso para mí hace click en cualquiera, porque todos estamos hechos de las mismas cosas, de espíritu, de corazón, de esa fuerza”.
La propuesta de Santiago viene impulsada por una cálida recepción por parte del público. Lo original de su música tiene que ver con lo diferente del proyecto. En estos tiempos donde la música se ha estandarizado en muchos de los medios tradicionales y el proceso de un artista parece solo posible si pasa por un productor o una discográfica, Nahual, de “bondi a bondi” sumado a su presencia en la red, han obtenido no solo el apoyo, sino también el cariño popular. Es común entrar a su página en Facebook y encontrar saludos de personas de diferentes lugares, emociones encontradas, deseos de éxito y un fuerte apoyo.
“Esto tenés que entenderlo con su trasfondo, subir a un ómnibus y en tres horas vender 25, 28 discos es un fenómeno social en el sentido de que está haciendo eco, mucho eco la banda. Pero ¿por qué? Porque es una necesidad social, más allá de la calidad de la música, la gente esta precisando algo más. Subimos al bondi y siento que somos como un viento fresco, que la música le lava la cara a la gente, y por eso compran los discos. Hay mucha sed de esa música, por su contenido, por lo diverso, por ser distinta, por que suena muy diferente”, expresa el compositor.
La decisión de Cossarini de trabajar en Uruguay tiene que ver con una mayor receptividad por parte del público local. “Siento que el uruguayo tiene siempre un minuto para bajar la pelota y escuchar”,cuenta con entusiasmo. “Estando acá y viendo la respuesta, en concreto, se han vendido como cinco mil discos, entre los que vendía solo y los de Nahual. Encuentro una respuesta increíble en la gente. Siento que ahora hay mucha sed de esta música que nosotros hacemos, lo noto en la calle, lo noto en la gente. Hay un espacio vacío en lo que es bandas. Están las bandas que quedan de aquel entonces, La Vela Puerca, No Te Va Gustar, que le está yendo muy bien, es más es la banda número uno en Argentina. Pero acá ahora está todo para hacer en este momento”.
Uno de sus últimos trabajos es la presentación de varios músicos colegas el próximo 12 de abril en Toque Café, en Solymar, que será un show de tres cantautores de la Ciudad de la Costa que presentarán sus nuevos trabajos y algunos de los temas de siempre. Cossarini se muestra muy abierto a la colaboración con otros músicos y al desarrollo de este nuevo espacio cultural que se gesta. “Hay tanta cosa tan vacía, tan mecánica, tan chata, es lindo participar de algo que tenga adrenalina, fuego”.
La propuesta de Santiago Cossarini no solo resulta original y refrescante sino que aporta sensibilidad y un paréntesis que agradecemos, a la rutina y el tedio del transporte colectivo. Su calidad ha logrado trascender, llevándolos a espacios más masificados y comerciales pero la propuesta sigue siendo tributaria de su propósito original, llegar a la gente. - lafuente.uy por Mariana Castineiras

Daniel Mella
SANTIAGO Cossarini y Fátima García se subieron al ómnibus un día en que, contra mi costumbre, yo iba sentado en uno de los asientos delanteros. Pude ver lo flacos que eran y el color de sus ojos, y cuando pasaron al fondo y se pusieron a cantar supe que la afinidad de sus voces era también una afinidad de otra clase. No giré para mirarlos porque su música me traía un silencio delicado, me hacía sentir la vergüenza y la alegría del que lleva un ramo de rosas en la falda. Dos semanas más tarde, luego de un encuentro ordinario y misterioso como el primero, me enteré de que se llamaban Nahual y tuve su disco en mis manos. Cuando no lo estaba escuchando me venía la duda de que estuviese tan bueno, entonces lo ponía y las dudas se me iban. Cuando las canciones me empezaron a sonar en la cabeza a cualquier hora del día, arreglamos para conversar. Nos vimos en casa de Fátima, en Solymar. Estaban ensayando con la banda completa. Diego Suárez y Nicolás Escobar, primera guitarra y percusión, no participaron de la entrevista. Tenían cosas que hacer antes del recital de esa noche.
SANTIAGO, ARGENTINO.
Santiago: -Una chica que conocí en Valizas me convenció de venirme. Me consiguió una pensión, se quedó conmigo. El día ocho me dijo que estaba enamorada de su ex-novio y se fue. Lloré una semana entera. Había pagado el mes por adelantado, así que me dije: toco hasta fin de mes para comer y me voy. Entonces me manda un mail mi vieja. Tenía pensado venir a visitarme, a conocer cómo era el lugar. Me dije: voy a encarar con todo, y cuando llegue mi vieja voy a estar bien, la voy a invitar con algo. Así que ahorré para poder pagar otro mes, y cuando vino la pude invitar con unas galletas con membrillo. Le hice un té.
-Y te quedaste otro mes.
S: -Tres años y medio. En nueve lugares distintos viví, siempre tocando en la calle. La pensión salía sesenta pesos por día. Por lo general yo no hacía más de ciento veinte. Si hacía ciento cincuenta pagaba dos días, compraba harina, me hacía unos chapati. Pero estaba contento. Nunca había vivido solo. Tenía un cuarto, una ventana a la calle, una garrafa.
-¿Qué te formó como músico?
S: -Tocar para el público cuatro horas por día. Eso me dio el detalle de cómo proyectarle la canción a otro. Al principio, cuando el ómnibus frenaba en un semáforo era una pesadilla. Yo quería que fuera al mango para que no se entendiese bien, que no se oyeran las sutilezas. Cerca de la Facultad de Arquitectura había uno de esos barcitos de viejos en una esquina. Compraba pan y bananas en un puesto, me hacía unos refuerzos de banana y me metía al bar a pedir un vaso de agua. En una, un viejo me dice: `tocate un tema`. Le hago caso. `Vos sos más guitarrista que cantor`, me dice. Le digo: `no, no, yo soy cantor`. Me dice: `bueno, entonces tenés que tocar más despacio la guitarra, vos te escondés con la guitarra`. Así, de poco, fui atando cabos.
-¿Qué tipo de respuesta has tenido de la gente?
S: -Me acuerdo de un tipo que trabajaba en una editorial y quería publicar las letras como poesía... Una señora me dijo que era amiga de Jaime Roos. `Él te escuchó`, me dijo, `en algún momento se va a poner contacto contigo, vas a ver`. Para mí, en la pensión sin un mango, todo era como una salvación. Mucho tiempo estuve así. Hasta que una noche me desperté a las tres de la mañana y me dije: no voy a esperar más por nadie. Voy a grabar unos discos baratos, me voy a subir a los ómnibus y voy a minar la ciudad. En un año vendí mil discos.
-¿Llevaste tu música a alguna compañía disquera?
S: -Sí, y llegué a la conclusión de que si tenés una banda tocando, un disco grabado, ellos te comercializan. Antes de eso, no te van a dar una mano. Se busca un proyecto ya resuelto. Hoy en día estamos tocando en boliches en Montevideo, en Pirápolis, en la Ciudad de la Costa. Tenemos gente que nos sigue. Estamos por grabar un tema con un trombonista y Abel García, el padre de Fátima, que va a tocar el bajo.
-Hay una diferencia entre lo que cantan y lo que se canta por ahí.
Fátima: -Puede que sean las ganas y el propósito de que esa música genere un cambio, una voluntad de crecimiento. Al ser tocada y cantada desde ese lugar uno proyecta otras fuerzas y energía y se da una vibración más alta.
EL DOLOR DE LA SOLEDAD.
-¿Cómo se produce esa vibración más alta?
S: -Con la actitud de querer conocerse a uno mismo, y de darse cuenta de que eso no termina nunca.
F: -En un punto, ese proceso tiene que llevar a que te hagas responsable de lo que hacés y de lo que sos.
-¿Por qué nos rehusamos a entrar en ese proceso?
F: -El miedo al dolor. Pero la magia es que en ese proceso se descubre que hay algo que el dolor no puede tocar.
S: -El nahual, el espíritu. Si entrás en sintonía con ese aspecto, por más que estés sufriendo algo terrible, no estás sufriendo. Todo pierde peso, hasta las cosas más importantes. Me acuerdo que un día el dolor de mi soledad fue tan grande que quedé nublado. Estaba haciéndome unos fideos y los fideos no se hacían más. No hervía el agua. De repente se acabó el gas. Los fideos quedaron sin hacer. Se me fue el hambre. No me importó. Salí a la calle. No tenía pensamiento alguno. Al rato me empezó a venir miedo. No quiero dejar de ser yo, no quiero dejar de ser yo, empecé a pensar. Como si tuviera miedo de no poder retomar mi hilo. Pero me sentía en un estado natural. Estaba teniendo la oportunidad de vivir un momento de nada. Había empezado con los fideos. En el fondo había un gozo, una calma.
-¿Se sienten solos en su propósito?
S: -Somos muchos buscando nuevas maneras de comunicarnos, y nos vamos juntando. Venimos de todos lados y en todos los envases. Había un linyera en Arenal Grande, me acuerdo, en la puerta de la FEUU (Federación de Estudiantes). Carlos La Paz Caballero, decía que se llamaba. La letra de una canción la hice por él. Era de noche. Yo venía quemado de llamar a esta mina que me había dejado. Pasé por ahí y vi que el loco le había pedido un pucho a alguien. Entonces me acerco con un pucho en la mano y me dice: me leíste la mente. Le digo: no, justo vi cuando le pedías al tipo aquel. Entonces me caza la mano y me dice: calmate, cuando sientas el vértigo de lo infinito, no tengas miedo, puede hacerte replegar en vez de salir adelante. A partir de ahí lo empecé a frecuentar. Yo no sé si era verdad todo lo que él decía, pero tenía algo especial y me lo daba. Me pedía que le hablara más tranquilo, así podía acceder a donde yo estaba.Yo le hablaba siempre de lo mismo, de lo solo que me sentía. Una noche pasa una chica que yo conocía y me saluda. Hola Santi, ¿qué hacés? me dice. A mí me costaba responderle. Estaba tan metido en la conversación con él que me costaba hablarle a ella. La mina me preguntaba en qué andaba, y yo tenía que hacer todo un esfuerzo para articular las palabras. Después que la mina se va el loco me dice: no ves que sos un boludo, no te tenés que esforzar por bajar. Es al revés. Si no te entienden, que no te entiendan. - El Pais Cultural - por Daniel Mella