TANGOWERK by NHOAH
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TANGOWERK by NHOAH

Berlin, Berlin, Germany

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"Revamped Tango -- Nhoah Turns Tango into Techno"

Berlin music producer Nhoah went to Buenos Aires to get over a broken relationship. But then he discovered tango music.His latest album is called Tangowerk by Nhoah and features bandoneon, synthesizer, drum machine and violin. Tango goes techno.

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"Del sintetizador al bandoneón: el punk berlinés se pasa al tango"

Se define como punk, coqueteó con el glam rock en su adolescencia y frecuentó la escena gay y travesti del Berlín de los 80. Pero sólo ahora, al filo de los 50 años, el músico y productor alemán NHOAH descubrió dónde se unían todas esas influencias: en el tango argentino.

Su nuevo disco "Tangowerk" es un cóctel de sintetizadores, bandoneones, beats electrónicos y sonidos pastosos de gramófono, condimentado con la característica "lluvia de brillo" ochentosa y la voz de algunas de las figuras más prestigiosas del tango actual.

"Soy un compositor de música electrónica. Y eso atravesado por mis momentos de ira, porque vengo de una época punk y creo que el mundo no está bien y hay cosas en las que trabajar, con intensidad y ¡ya, ya, ya! Y todo eso lo sentí muy representado en el tango".

NHOAH, de 49 años, lo cuenta a la agencia dpa en su estudio del barrio berlinés de Prenzlauer Berg. Lleva el pelo cuidadosamente despeinado y lacado, la cara pálida y los ojos rodeados de una sombra violeta. Pero se enternece al recordar el modo en que descubrió el tango.

"Fui a Buenos Aires en 2004. Era un momento muy duro para mí, porque venía de un desengaño amoroso. En el segundo día, un amigo me llevó a La Viruta (un popular sitio para bailar tango). Me pareció maravilloso. Esa música dramática sonando en la oscuridad... Me atrapó totalmente y supe que tenía que hacer algo con el tango".

NHOAH inició un largo camino que sólo dio su fruto después de cinco años ("Hacer tango es muy difícil. Mis primeras composiciones eran para reírse") y varios viajes entre Berlín y Buenos Aires.

"Hay una conexión energética increíble entre las dos ciudades. Un miembro de mi equipo está pensando en consultar a brujas y ocultistas para averiguar en qué consiste", se divierte.

"Viajo mucho, conozco muchas ciudades, pero por ninguna tengo el sentimiento que tuve desde el primer momento por Buenos Aires. Cuando no la visito por unos meses se me encoge el corazón y tengo que volver. Es una nostalgia increíble, nunca me había pasado".

Todo ese entusiasmo lo condujo hasta la grabación de "Tangowerk" en los legendarios estudios ION de Buenos Aires y logró contagiar a figuras como Adriana Varela y Walter "Chino" Laborde, dos de las principales voces actuales de la música porteña.

Varela interpreta el tema "Hijo de puta". "Es un texto en el que insultaba a alguien porque estaba muy enfadado", cuenta NHOAH. El agente de la cantante no estaba convencido hasta que leyó la letra de la canción: "Se rió y me dijo: 'Adriana esto lo hace seguro'".

"Pasamos una tarde maravillosa, es una persona muy agradable. Conversamos en la cocina y tomamos mate. Me parece un gesto grandioso".

El "Chino" Laborde (voz de "Tuyo soy") canta una aventura sexual. "Llegó una hora tarde. Creímos que no vendría. Cuando entró se recostó en el suelo y leyó el texto. Todos notaron que necesitaba estar solo y se marcharon. Cuando empezó a cantar, se me puso la piel de gallina".

"Tangowerk" cuenta también con la voz del rapero "El Topo" o la cantante Karina Beorlegui y la participación de ocho músicos de la Orquesta Típica Fernández Fierro, otro referente del género. También con la alemana Mieze Katz o el ensamble vocal Berlin Comedian Harmonists.

El resultado de la mezcla de voces y estilos puede ser difícil de digerir para un público con fama de conservador, que en sus extremos puristas sigue sosteniendo que "Piazzolla no es tango", baila grabaciones de los años 40 y 50 y aún es reticente al ritmo electrónico de Gotan Project o Bajofondo Tango Club.

Pero el propio NHOAH cuestiona el tópico. "Conocí mucha gente del ambiente, todos escucharon el disco muy atentantemente y dijeron: 'bien, es arriesgado'. Pero se entusiasmaron. También por Internet llegaron mensajes casi todos positivos", asegura. "Me dijeron que en el tango son conservadores. Yo no puedo corroborarlo".

Y lo cierto es que las reflexiones de NHOAH, salidas de la época más agitada del Berlín reciente, arrojan una luz extraña pero certera sobre algunos aspectos clave de la música de Buenos Aires.

¿Qué es, en realidad, el tango? NHOAH abandona su locuacidad natural y hace por primera vez una larga pausa antes de responder.

"No es triste, es melancólico. Está lleno de fuerza. Los hombres lloran y no dan la sensación de debilidad. De fondo transmiten un mensaje de superación", dice pensativo.

"Yo amo la vida, pero es difícil de manejar. La melancolía y la rabia surgen de ahí. El tango me da fuerza de un modo que me parece nuevo e invencible. Tengo la impresión de haber podido plasmar los mundos que quería: melancólicos, iracundos", reflexiona.

Y al escucharlo hablar parece menos extraño que un punk se enamore del tango. - Río Negro / dpa


"Lost in Weltschmerz"

Bandoneon trifft Drumcomputer: Der Berliner Produzent Nhoah mischt auf seinem ersten eigenen Album Tango mit Clubmusik – ein Studiobesuch.

11 900 und ein paar Zerquetschte – so viele Kilometer liegen zwischen Berlin und Buenos Aires. Luftlinie, wohlgemerkt. Das ist selbst im Vielflieger-Zeitalter ein ziemlich langer Trip. Nhoah Hoena-Jansen weiß das, denn in den letzten fünf Jahren pendelte er zwischen den beiden Städten hin und her. Schuld daran: Nicht der Bossa Nova, sondern der Tango.

Der Musiker, der seinen Nachnamen weglässt, hat gerade sein erstes eigenes Album veröffentlicht, „Tangowerk by Nhoah“ heißt es, 14 Songs, in denen die elektronische Musik mit dem Tango vermählt werden soll. Aber ganz anders, als es etwa die Electro-Tango-Pioniere Gotan Project vorgemacht haben.

Schneller, wilder, dramatischer, pathetischer.

Nhoah ist Jahrgang 1961 und wenn sich Menschen um die 50 zum ersten Mal an eine nicht ganz einfache Sache wagen, dann ist zuvor meist etwas Einschneidendes geschehen. Bei Noah war es eine gescheiterte Liebesbeziehung, die er in Buenos Aires verarbeiten wollte: „Ich hatte erwartet, dass es der ödeste Urlaub meines Lebens werden würde. Und dann entdeckte ich die Tangowelt. Die Melancholie, die ich da erlebt habe, passte mit meinem damaligen Lebensgefühl sehr gut zusammen.“

Den Tango hat Nhoah zwar erst in Buenos Aires für sich entdeckt, aber mit Musik befasst er sich schon mehr als sein halbes Leben. So schrieb er Songs für David Hasselhoff und Travestie-Star Romy Haag. Zudem ist er für den Sound von Mia verantwortlich. Er produzierte alle Alben der erfolgreichen Berliner Pop-Band mit der auffälligen Sängerin Mieze Katz. Sie ist auch einer der zahlreichen, mal mehr, mal weniger prominenten Gäste, die auf Tangowerk singen. „Lost in Weltschmerz“ heißt ihr Song. Der österreichisches Crooner Louie Austen fordert „One More Kiss“ und Adriana Varela, eine argentinische Mischung aus Hildegard Knef und Nina Hagen, regt sich über den „Hijo De Puta“, den Hurensohn, auf. Deutsch und Spanisch und Englisch, Bandoneon und Synthesizer, Drummachine und Geige – aus so unterschiedlichen Bestandteilen formt Nhoah seine Klangwelt, die mal an die überdrehten Sigue Sigue Sputnik aus den achtziger Jahren erinnert, mal an verstorbene Tango-Größen wie Carlos Gardel.

Es sind die kleinen Geschichten drumherum, die Tangowerk so interessant erscheinen lassen. Nhoah erzählt, wie er einmal gegen drei Uhr nachts die Türen eines Clubs in Buenos Aires öffnete und vor sich gut 300 Tanzende sah – keiner unter 65. „Wow, habe ich gedacht, das ist ’ne geile Stadt, das ist ein geiler Tanz, da kann man in Ruhe alt werden.“ So wächst aus der gescheiterten Liebe zu einem Menschen die Zuneigung zu einer Stadt am anderen Ende der Welt. Fünf Jahre lang studierte Nhoah die Feinheiten der Tangomusik, arbeitete an seinen Songs und den Arrangements, besuchte Clubs und Konzerte, knüpfte Kontakte zur argentinischen Szene. Das Ziel war klar: Die „elektronische Musikwelt von heute“ mit verschiedensten Einflüssen, vor allem mit der „Harmoniewelt des Tangos“, verbinden. Und zwar, so Noah, „ohne den Tango dabei neu zu erfinden.“

Er bat argentinische Musiker ins Studio und in sein gemietetes Haus im hippen Stadtviertel Palermo: Am Küchentisch fing er mit einem kleinen tragbaren Aufnahmegerät das Fernandez-Fierro-Orchester ein – junge Tangomusiker zwischen 25 und 30, die ihre Auftritte schon mal im Stroboskoplicht absolvieren und mit ihrer Energie das Publikum zum Pfeifen und Johlen treiben. Nhoah musste das Orchester erst einmal von dem eigenen Projekt überzeugen: „Wir haben dann über die Sprachbarrieren hinweg festgestellt, dass es nicht darum geht, etwas zu reproduzieren, sondern Grenzen zu sprengen.“ Ein Experimentierfeld mit ungeschriebenen Regeln: „Beim Tango muss man nur einen einzigen falschen Ton spielen und schon ist das ganze dramatische Gefühl hin,“ sagt Nhoah.

Auf den ersten Blick erinnert sein Vorgehen an einen Trend der internationalen House- und Technoszene: Etliche Club- Tracks der letzten Jahre schmücken sich mit genrefremden Elementen wie afrikanischen Gesangs-Samples, Balkan- Beat-Einlagen, südamerikanischen Melodie-Einsprengseln. Diese Art der Funktionsmusik ist vor allem auf die Tanzfläche hin produziert. Doch darum scheint es dem Berliner Produzenten nicht zu gehen, er hat bei seinem Album nicht den Hörer, sondern sich selbst im Kopf, hat sein „Innerstes nach außen gekehrt“. Vom Sound her sind seine Songs weder aktuelle elektronische Club- noch herkömmliche Tangomusik. „Wenn man darüber nachdenkt, wem das gefällt, da fängt ja schon der Kompromiss an. Ich bin eher jemand, der macht, was er machen muss, ich bin fast getrieben.“

Dieser künstlerische Ansatz spiegelt sich auch im Studio in Berlin-Mitte wider, wo nicht nur die Mia-Alben, sondern auch „Tangowerk“ fertiggestellt wurde. Hier mischte Nhoah die Beats und die in Südamerika aufgenommenen Gesänge, Musiken, Atmosphären. Noch immer sind die komplizierten Verkabelungen zu sehen, die die Klänge durch einen Turm von Effektgeräten jagen, die per Lautsprecher ausgegeben wurden, wieder mit dem Mikrofon eingefangen, um dann erneut bearbeitet zu werden. „Am Computer bekommt man den Sound, den wir haben wollten, nicht hin“, sagt Nhoah. Er spricht vom Reiz, den der kratzige, rauschende, angegriffene Sound eines Grammophons auf ihn ausübt. Wohl auch deshalb gibt es auf Tangowerk Momente, die eine Brücke in die zwanziger Jahre schlagen, eine Zeit, in der Berlin, wie heute, berühmt war für seine Feierlaune.

Tangowerk, der Name deutet es schon an, ist mehr als nur Musik. Für mehrere Wochen lud Nhoah vor anderthalb Jahren neun seiner Berliner Mitstreiter in sein Haus in Palermo ein, erneut wurde experimentiert und parallel zu den Liedern entstanden Masken und Kostüme. Die dazugehörigen Videos wurden zum Teil im Club 69 in Buenos Aires aufgenommen. Der Laden ist berühmt für seine Show, die mehr als nur ein bisschen an „Cabaret“, den Film und das Broadway-Musical, erinnert. Nachzulesen und nachzuschauen ist all das im 64-seitigen Album-Booklet mit etlichen Fotos sowie der beiliegenden DVD.

Viele Einflüsse, die Nhoah auf seinem Debüt verarbeitet, viele Botschaften, die er ausstrahlt. Vielleicht zu viele. Auf jeden Fall aber Musik, die zum Zuhören zwingt, die als Kaffeehaus-Beschallung denkbar ungeeignet ist. Konnte man das überhaupt schon mal über eine „Electro trifft Tango“- Platte sagen?

„Tangowerk by Nhoah“ ist bei R.O.T Records erschienen - Der Tagesspiegel / Martin Böttcher


"“No me propongo reinventar el tango”"

De paseo por Buenos Aires, el músico y productor alemán sufrió un desengaño amoroso que encontró su banda de sonido ideal en la música porteña. Aun con la presencia de La Fernández Fierro, los puristas tendrán algunos problemas con el disco.

Cuando un estadounidense siente sobre los hombros del alma el peso de la tristeza, suele usar la expresión “tengo el blues”. Hace unos años, al músico y productor alemán Nhoah los ecos de una separación amorosa lo alcanzaron de viaje por Buenos Aires... y “tuvo el tango”. “La ciudad y las armonías melancólicas del tango me emocionaron profundamente; me tuvieron cautivo, pero terminaron salvándome”, confiesa el berlinés con tono épico, en diálogo con Página/12. “Después comencé a dar vueltas por las calles nocturnas y pronto fui encontrando los locales bailables más interesantes, como La Viruta o La Catedral, vi tocar a la (Orquesta Típica) Fernández Fierro en el CAFF y solía terminar en la pista del Club 69 hasta la mañana.”

Justamente las coordenadas de ese recorrido ecléctico abonaron el terreno para que germinara Tangowerk, el pastiche tecno-arrabalero que en estos días comienza a buscar su lugar en las bateas. “El impulso inicial me lo dio Buenos Aires, pero fue en Berlín donde luego surgió el deseo de unir la nostalgia con mi melancolía y mi rabia, y plasmar todo en un lienzo musical. Ambas ciudades influyeron por partes iguales a lo largo del proceso creativo, que se extendió por cinco años.”

Si para los discos cuyas canciones incluyen letras con lenguaje fuerte se inventaron los autoadhesivos con advertencias parentales, sobre la cubierta de Tangowerk se debería aplicar uno que diga “Al colocar el CD en la compactera finaliza el horario de protección al tanguero purista”. O algo por el estilo, porque el cóctel de tango, electrónica y cabaret alemán que propone Nhoah no es sino combustible para el fuego de la fracción que nunca verá con buenos ojos que se embadurne el sacrosanto nombre del 2x4 con exotismos. Sin embargo, el músico –surgido de la escena glam/punk de principios de los ’80 y curtido en el circuito de clubs gay de su ciudad natal, donde “tipos como Bowie o Freddie Mercury entraban y salían todo el tiempo”– rechaza la sugerencia de que lo suyo podría ser una provocación calculada, conociendo las preferencias más bien conservadoras del público de tango, y alza la guardia: “Nunca fue mi propósito reinventar el tango. Tangowerk es simplemente música de hoy con influencias diversas: el universo de la electrónica berlinesa se encuentra con las armonías tangueras de Buenos Aires. Las letras de temática a menudo sexual también expresan, sea a través de la bronca o de la consternación, mis propios estados de ánimo. Sin embargo, muchos de los cantantes invitados pudieron identificarse con ellas”.

Los cantantes conforman un verdadero seleccionado, en el cual consagrados del medio local, como Adriana Varela (ver aparte) y Karina Beorlegui, les pasan el micrófono a la gatita pop alemana Mieze Katz o al rapero El Topo, quien con su flow desgarbado aporta la nota hip hop de la que ninguna producción contemporánea parece querer prescindir, a ambos lados del Atlántico. También hay lugar para que los Berlin Comedian Harmonists recreen la picardía ligera del célebre ensamble vocal (casi) homónimo, que el régimen nazi obligara a disolver por el origen judío de algunos de sus integrantes, allá por 1935.

En una de las piezas que cierran el disco, donde fueyes y violines se baten a duelo con el sequencer a 130 bpm y una trompeta asordinada, la alemana Ina Viola Blasius se pregunta con vehemencia “Ist das denn noch Tango?” (“¿Es esto todavía tango?”). El interrogante es difícil de responder, sin embargo está claro que la Orquesta Típica Fernández Fierro, responsable del músculo tanguero de la obra, mantiene en alto los estandartes del género valiéndose de su tracción acústica, donde la potencia no está exenta de exquisitez.

–¿Había una intención explícita de su parte de trabajar con músicos jóvenes, en términos de una mejor recepción del concepto que usted tenía en su cabeza?

–Cuando vi a la Fernández Fierro por primera vez en un escenario, supe enseguida que quería trabajar con ellos y solamente con ellos. Lo que no sabía era cómo encararlos y acercarles mi música. Un amigo y colaborador que habla fluidamente castellano finalmente les transmitió mis ideas de una forma tan apasionada que al día siguiente nos encontramos. Del respeto inicial pasamos a la amistad y de los primeros intentos conjuntos terminó saliendo un proyecto altamente interesante. Los ocho músicos que participaron de la grabación, así como Charly Pacini, que escribió los arreglos, y el Chino Laborde, que cantó dos temas, representan una parte importante de mi entusiasmo por el mundo del tango en 2011.

–Las sesiones de grabación en Buenos Aires tuvieron lugar en los legendarios Estudios ION. ¿Un intento de capturar un poco más de mística tanguera?

–En Berlín, durante una entrevista para una revista especializada, el periodista me comentó sobre el estudio. Estando en Buenos Aires, fui a echarle un vistazo y me encontré con el dueño, que enseguida me invitó a tomar mate. Su hijo Pablo se entusiasmó con el proyecto y me dijo que le gustaría hacerse cargo de la grabación. Yo quedé muy impresionado por la atmósfera del estudio: las salas suenan fantásticamente. Poder grabar ahí es algo que me tocó el corazón, y creo que esa sensación se puede escuchar en el álbum.

En rigor, más fácil que hallar rastros de ese nivel de profundidad emocional en la madeja sonora es imaginar las diferentes topografías donde esta fue concebida. Y, para que ése no sea un ejercicio de pura abstracción, el álbum es acompañado por un DVD que documenta profusamente el proceso de realización del proyecto, al tiempo que da cuenta del potencial multimedial del mismo.

–¿Hay planes para un correlato en vivo de Tangowerk, teniendo en cuenta la importancia que tiene el aspecto visual a la hora de “entender” la música?

–Los aspectos visuales, que Carola Schmidt plasmó con contundencia, muestran mucho de cómo yo me había imaginado ese mundo. Junto a un núcleo duro de colaboradores vamos a comenzar pronto con los primeros espectáculos en la escena de clubes, donde nos acompañará nuestra pareja de baile preferida. Los músicos de Buenos Aires ya me preguntan cuándo salimos de gira por Europa. El objetivo final es unir la música de Tangowerk con una historia y llevar eso a los escenarios. Será un camino apasionante y, hasta llegar ahí, cada paso será una sorpresa para el espectador.

Es difícil imaginar que, en ese camino, Nhoah sacrifique su pelo meticulosamente batido y la sombra de ojos por un look más canyengue; mientras tanto, con su Tangowerk rinde un homenaje extravagante a la cultura parida entre veredas rotas y el aire espeso de bolichones mal iluminados, que abundan tanto en la Berlín que es su patria, como en la Buenos Aires que lo fascina. - Página12 / Cristián Elena


Discography

Singles:

2011: Tuyo Soy/Ob Ich Dir Treu Sein Kann
2011: Dancing On The Volcano

Albums:

2011: TANGOWERK

Photos

Bio

“Men cry. Women seduce. Melancholic TANGOWERK enriches the spirit. Synthesizers flirt with a bandoneon. Nothing is impossible.” (NHOAH, 2011)

Buenos Aires, 2005: NHOAH was taking time out in the city at the Rio de la Plata. He needed time out from his successful career in Germany as a music producer, composer and musician, collaborating with a broad variety of artists—from Romy Haag to Bronski Beat, from The Pogues to Mia.

Buenos Aires, 2005: a refuge from repetition and stagnation, a source of something new and unexpected. Deeply inspired by the uplifting melancholy of the tango, NHOAH creates TANGOWERK. Tango is more than a musical passion and pursuit... it is a way of experiencing life, equally suffused with suffering as potency. And it's this ambivalence which shapes each element of TANGOWERK—its music, lyrics and aesthetic. Losing yourself in weltschmerz, without losing hope. The gravitational pull of traditional tango, offset by the explosive energy of electronica. Theatrical vocal performances, with authentic passion and longing.

TANGOWERK, 2011: NHOAH's debut solo album is also the mirror of a life lived through music. The gramophone sounds of his childhood are recreated with analogue radio techniques and close harmony effects, his evolution into glam rock is projected via synthesizers and glitter rain, and his time in Berlin's 80s gay and transvestite scenes finds expression in the androgyny of the TANGOWERK aesthetic. It is a life in fourteen songs.

In developing this project, NHOAH enlisted friends, artists and agitators from the Berlin music and art scene. Together, this traumwerkstatt—literally, the workshop where dreams are made—makes a pilgrimages to Argentina. In Buenos Aires, the Berlin group searches for the highest degree of artistic collaboration and finds it in an intense creative process that moves from meetings with Argentinian musicians, to extraordinary studio sessions to late night odysseys through tango and burlesque clubs. And it doesn't stop there. When the microphones, cameras and lights are turned off, and the bandoneon and synthesizers have fallen silent, the conversations, and collaborations continue to bear fruit.

From this passionate collision between the worlds of Berlin and Buenos Aires, NHOAH has created a multi-faceted world... the world of TANGOWERK, which exists somewhere between imagination and reality, euphoria and melancholy. With steamy, breathy, screaming, taunting voices, with tango orchestration and synthpop, shellac sound and electronic stylings; TANGOWERK seduces you into delirious dancing on the volcano while simultaneously clearing the mind for the simmering struggles ahead.