THE GOOD COMPANY

Buenos compañeros
Suena el despertador en un sexto piso de la Diagonal barcelonesa. Cuesta apagarlo con la resaca. Tras una noche de juerga en el barrio de Gràcia, toca desayuno en el balcón con banda sonora de Ryan Adams, Sigur Rós, Arcade Fire o Cat Power. Luego, en la mesa de grabación casera, alguien viste su cabeza con unos auriculares quele acompañarán a lo largo de la sesión musical diaria. Alguien que forma parte de The Good Company, una de las pocas formaciones con alma que aún quedan dentro del pop-rock nacional cantado en inglés. La otra mitad del grupo sigue metido en su habitación. Sale con cara de resaca al comedor-estudio y un nuevo día de ensayo mutuo se inicia. Una gata asiste de espectadora única a ese show improvisado pero ni se inmuta ante el ruido. Digamos que está sorda de tanto oírlos.
Podría ser un día más en la vida de una banda afincada en la ciudad. Pero este es el universo matinal de The Good Company, formación canario-catalana afincada en Barcelona. Sergio Pueyo (guitarra, voz) y Víctor Ordóñez (guitarra, voz composición) son las dos piezas claves de este cuarteto que a finales de septiembre publicará para Popstock! “28”. Y, si buscan argumentos que les convenzan de su dedicación al mundo de la música, Sergio, que también cuenta con un proyecto paralelo en solitario a tener en cuenta, El Gel de Onán, lo tiene claro: “no tengo que decir nada para convencer a nadie, creo que es normal que alguien nos escuche, o que salgamos en esta revista, porque somos unos tíos sinceros, no hacemos esto por nada sino por pura necesidad, lo cual a veces es una putada y a veces nos llena mucho, pero no podemos evitarlo”. Es su opción de vida, horas grabando, compartiendo amistad y hasta piso. ¿Complicado?: “Fácil desde luego no sería la palabra… hay más tensiones, pero sí que es mucho más productivo, avanzamos y nos volcamos mucho más”.

“28” es el número
“Se titula así por la edad que tenía Víctor cuando compuso las canciones. El disco va sobre un viaje interior, todos las canciones giran entorno a un personaje ficticio que muestra durante todo el disco sus diferentes estados de ánimo”. Y es que además de viajes interiores, están los físicos, los reales, que a víctor también le inspiran: “¿somos los reyes del trayecto Barcelona – Gran Canaria! Viajar resume todo lo que es nuestro paso por la via, es la metáora suprema. Te preparas, recoges, dejas algo atrás y llegas a un sitio nuevo o revisitado”. Si algo les define, más allá de los grupos que escuchan a diario, es su teatralidad y carga emocional. Vamos, que tienen alma.
Para Víctor, “teatralidad es una palabra peligrosa. Me gusta lo que hace Peter Gabriel en directo, al igual que Sugur Rós también. Pero si te pasas de rosca o si lo haces mal, acaba siendo cargante y superfluo. Al final, la intensidad creo que la llevamos encima, y nuestra puesta en escena intenta compensar nuestra inexperiencia en este campo con mucha sobriedad. No queremos ser Roger Waters, no podemos ni queremos”. Pero sí que quieren transmitir, y ese feedback ya lo tienen. “Supongo que los que nos motiva es emocionar a la gente, que nos venga alguien y diga que ha sentido algo en alguna canción o que la ha servido para algo. Al final eso es lo único que vale, la razón principal para que estemos ahí rompiéndonos lo s cuernos, lo que nos hace seguir cuando pensamos ¿qué coño estás haciendo, tío? ¿Qué sentido sino tiene tocar la guitarra cada puto día y grabar y gastarse dinero y no dormir para ir a tocar a un sitio u otro?”
- GO MAGAZINE

En la noche de del sábado el Costa de Músicas entraba otra vez en faena desde la puesta de sol, con los canarios de The Good Company abriendo una noche muy larga en lo musical, con artistas como los alemanes Mo Horizons, los neoyorquinos de Kokoo Afrobeat Orchestra, los sevillanos de La Selva Sur, y Cycle, tromba de electro rock para despedir uno de los fines de semana más agradecidos que ha traido este año.

De esta nueva entrega sorprendió el sonido de The Good Company, banda que se asienta cada vez con más decisión en el panorama local y que este sábado ofreció una pegada importante, un escalón más en su escalada paulatina hacia los puestos destacados del rock nacional. - La Opinión

The Good Company debutan con este 28, un disco conceptual-¡tranquilos!- de trayectos sin retorno. Cantan en unninglés inusualmente creíble y practican sin disimularlo un sonido equidistante entre radiohead y Pink Floyd. Suenan potentes, compactos y modernos. Y saben poner cada cosa en su sitio. ¿Te parece poco?
Para: Clásicos y modernos.
Ve directo a: Dale una oportunidad a todo el disco - FHM